sábado, 3 de julio de 2010

DESCOLONIZACIÓN Y TERCER MUNDO.

En esta unidad estudiaremos el proceso descolonizador de Asia y África, que tiene lugar fundamentalmente a partir de 1945. Partiremos de los conocimientos previos los alumnos y alumnas, que con anterioridad ya han estudiado las unidades correspondientes al imperialismo y a la Guerra Fría, lo que les servirá de base para asentar los nuevos conceptos. El objetivo será que a partir de la situación de estos países en la actualidad, alumnos y alumnas lleguen a entender el proceso que los ha llevado a la misma, las causas y consecuencias del proceso descolonizador, y la multiplicidad de factores que intervinieron en el mismo.

Después la II Guerra Mundial se inicia el movimiento de independencia de los países de Asia y África que en el periodo anterior habían sido colonias europeas, proceso que sigue a la toma de conciencia de la necesidad de romper los lazos coloniales para llevar a cabo un desarrollo autónomo y más beneficioso de sus recursos. La sustitución de la hegemonía internacional, con el ascenso de EE UU. y la URSS, favoreció también el recambio del antiguo esquema de explotación en las colonias, haciendo que las viejas potencias retirasen sus tropas y su lugar fuera ocupado por una intervención neocolonial de nuevo cuño. La Conferencia de Bandung, en 1955, simbolizó el “despertar” de los pueblos orientales sometidos, y supone un intento de agrupar al contingente de “no alineados”, frente al anterior poder colonial. Pero el mundo postcolonial está casi completamente dividido por las fronteras del viejo imperialismo. Enfrentamientos tribales o religiosos, reajustes territoriales y étnicos provocaron en Asia y África guerras con millones de víctimas. La sombra del colonialismo europeo o estadounidense ha permanecido detrás de todas ellas, en forma de intereses económicos o geopolíticos.





viernes, 2 de julio de 2010

GEOPOLÍTICA, GLOBALIZACIÓN Y DESARROLLO EN EL MUNDO ACTUAL.



En esta unidad estudiaremos las características del mundo más actual, de nuestro presente, tocando temas como el de la explosión demográfica, los conceptos de desarrollo y subdesarrollo, el impacto de la ciencia y la tecnología en nuestra forma de vida, los nuevos movimientos sociales o el nuevo orden internacional. Partiremos de los conocimientos previos los alumnos y alumnas, que con anterioridad ya han estudiado las unidades correspondientes a la Guerra Fría, a la descolonización y al desarrollo de los mundos capitalista y ex comunista, lo que les servirá de base para asentar los nuevos conceptos. El objetivo será el análisis del mundo en el que nos desenvolvemos diariamente.


El inicio del siglo XXI se halla indefectiblemente unido a los atentados del 11 de septiembre de 2001, marcado por el inicio de una política en solitario por parte los Estados Unidos de Norteamérica. Mientras que en Europa el inicio del nuevo milenio ha supuesto el asentamiento de una relativa estabilidad, tras la convulsa década anterior, América Latina ha visto cómo el populismo de izquierdas ampliaba su presencia en el continente; Oriente Medio, por su parte, se ha convertido en foco de conflicto constante (Afganistán, Irak, Irán, Israel y Palestina) y África continúa siendo el continente olvidado por todos… excepto a la hora de expoliar sus recursos. La primera década del segundo milenio llega a su final en un contexto de crisis económica y crisis institucional… una crisis que llega a todas partes gracias a la constatación de un fenómeno que se entiende propio de los últimos treinta años: la globalización, la tendencia (irreversible, según algunos) a consolidar una red de intercambios e interdependencia a nivel global, sin trabas ni aranceles. Claro que ésta también llamada mundialización, la cual se sobrepone al concepto clásico de Estado-nación, no presenta visos de ir más allá de su vertiente económica, dado que las instituciones políticas de carácter global tiene menos peso que nunca. Por el contrario, el desarrollo tecnológico, centrado principalmente en las telecomunicaciones, ha generado una auténtica revolución tanto en las relaciones sociales como en el intercambio de información de y todo tipo de transacciones. Las nuevas tecnologías abren campos y perspectivas no planteados previamente, y dando un peso potencial a la sociedad civil inédito hasta esta década. Todos los sistemas (político, económico, social) engendrados en los albores de las revoluciones del XVIII y XIX se ven superados por la rapidez de los cambios; unos cambios que se centran en el mundo desarrollado y a los que, por desgracia, son ajenos millones de personas.




UN MUNDO DIVIDIDO EN BLOQUES.


En esta unidad estudiaremos el mundo comunista y la evolución del mundo capitalista surgidos a partir del fin de la II Guerra Mundial.


El bloque occidental está conformado y dirigido por países de economía capitalista con un alto nivel de desarrollo y sistemas políticos democráticos. La gran cuestión que va a llevar a que EE.UU. se lance, contrariando sus tradiciones históricas, a la constitución de un bloque constituido en torno a alianzas será reforzar a una Europa Occidental, totalmente necesaria para no perder la guerra fría. La reconstrucción de las economías europeas y la consecución de una cierta estabilidad social fueron elementos clave de la "contención" del comunismo en Europa.

En cuanto al bloque comunista, el estallido de la Guerra Fría tuvo como resultado la organización en las zonas ocupadas por el Ejército Rojo de nuevos estados "satélites" de la URSS. Exceptuando en Albania y Yugoslavia, donde la guerrilla comunista autóctona llevó a los comunistas directamente al poder, el establecimiento de las "democracias populares" se realizó en un rápido proceso que culminó en 1948 con el golpe de Praga. En el terreno económico, los soviéticos desmontaron y transfirieron a su país fábricas completas, así como productos de todo tipo. En general, en los países conquistados se tendió a organizar las actividades económicas siguiendo las directrices y los intereses de Moscú. Acuerdos bilaterales entre la URSS y los diversos países del bloque oriental regularon las relaciones económicas mutuas. El bloque comunista es bastante homogéneo, puesto que está dominado por la URSS, que ejerce la dirección ideológica y política, pero no se libra de disensiones internas.




LA GUERRA FRÍA Y LA POLÍTICA DE BLOQUES.



En esta unidad estudiaremos el marco internacional surgido después de 1945, por medio de la Guerra Fría y de la política de bloques. Partiremos de los conocimientos previos los alumnos y alumnas, que con anterioridad ya han estudiado la unidad correspondiente a la II Guerra Mundial y sus consecuencias, lo que les servirá de base para asentar los nuevos conceptos. El objetivo será que a partir del contexto internacional actual, del nuevo orden mundial, se comprendan sus raíces y las líneas maestras que rigieron la política exterior hasta 1991, cuyas huellas permanecen.


Pese al objetivo común de las potencias vencedoras, eliminar el azote del nazismo, los propósitos de los aliados eran demasiado divergentes: Estados Unidos y la URSS, los dos grandes situados en la periferia, se enfrentaban en el corazón mismo de Europa, la cual, tras la guerra, está totalmente devastada. La virtual ruina económica era un caldo de cultivo propicio para el avance de las ideologías socialistas existiendo la posibilidad real de que se generalizara una revolución socialista en toda Europa. Estados Unidos y la Europa occidental empiezan a temer la extensión del proceso a toda Europa, aprobándose el plan Marshall. El telón de acero se levanta no sólo por los regímenes políticos, sino también por las diferencias económicas.


Se forman dos bloques enfrentados que se unen militarmente: la OTAN y el Pacto de Varsovia. Es la Guerra Fría, un conflicto sordo que amenaza con una guerra nuclear definitiva y totalmente destructiva. Existe una bipolaridad del poder y una tendencia hacia un sistema de dos bloques. Dos superpotencias se oponen entre sí.


En 1985 llega al poder en la Unión Soviética Mijaíl Gorbachov. En 1987 se reúnen en Ginebra Gorbachov y Reagan. Las conversaciones tienen como fin el desarme nuclear de las dos potencias,. La URSS desaparece en 1991. Así termina la política de bloques y la guerra fría.




LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.


En esta unidad estudiaremos las causas, desarrollo y consecuencias más inmediatas de la II Guerra Mundial. Partiremos de los conocimientos previos los alumnos y alumnas, que con anterioridad ya han estudiado las unidades correspondientes a la I Guerra Mundial, la economía del periodo de entreguerras y el ascenso de los totalitarismos, lo que les servirá de base para asentar los nuevos conceptos.


Las disposiciones del Tratado de Versalles conllevaron una serie de draconianas imposiciones que alimentaron el ascenso de los fascismos en los países más perjudicados al finalizar la contienda. El afán revanchista de los perdedores (principalmente Alemania) y la condescendencia de los vencedores encauzó la deriva de la política internacional hacia una nueva e inevitable beligerancia. En esta nueva contienda se enfrentaron tres ideologías contrarias, el liberalismo capitalista, el sistema socialista y el nazi-fascista.


La Segunda Guerra Mundial es el conflicto armado más importante que la humanidad ha conocido: costó la vida de alrededor del 2% de la población mundial de la época (unos 56 millones de personas), la mayoría de ellas civiles. Como conflicto mundial comenzó el 1 de septiembre de 1939 (si bien en su frente asiático se declaró el 7 de julio de 1937) para acabar oficialmente el 2 de septiembre de 1945. El conflicto opuso, a manera de resumen, a dos bandos: los Aliados y el Eje.


Dos momentos importantes tuvo La Segunda Guerra Mundial en su desarrollo. Una primera fase, que se inicia en septiembre de 1939 y concluye en enero de 1943; momento en que la guerra la dominan las fuerzas del Eje. No solo por su iniciativa, también por el poderío de sus ejércitos. Una segunda fase, se desarrolla a partir del inicio de la contraofensiva general de las fuerzas Aliadas - especialmente la URSS en Europa y EE.UU. en el Pacífico – desde enero de 1943 y que concluye en mayo de 1945, con la rendición del III Reich. En agosto, del mismo año, capitula el imperio japonés.
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DEMOCRACIA Y TOTALITARISMOS.



En esta unidad estudiaremos el ascenso de los totalitarismos en la Europa de entreguerras y la evolución de las democracias occidentales que se mantuvieron como tales durante este periodo. Partiremos de los conocimientos previos los alumnos y alumnas, que con anterioridad ya han estudiado las unidades correspondientes a la I Guerra Mundial y a la economía durante el periodo de entreguerras, lo que les servirá de base para asentar los nuevos conceptos. El objetivo será que gracias a los conceptos estudiados en esta unidad puedan entender el posterior estallido de la II Guerra Mundial y con él la raíz del mundo bipolar que se configurará a partir de 1945.

Propio de la Europa del periodo de entreguerras, el fenómeno del fascismo alcanzó su punto álgido durante la década de 1930 y fue desalojado del poder con el final de la II Guerra Mundial. Será una combinación de valores conservadores, de técnicas de la democracia de masas y de una ideología innovadora de violencia irracional, centrada fundamentalmente en el nacionalismo, opuesta a democracia liberal y socialismo por igual. Los movimientos fascistas más representativos serán el italiano y el alemán, surgidos a raíz del profundo malestar social fruto de las cláusulas de la Paz de Versalles y en un contexto de crisis económica. La llegada al poder de estos grupos, aupados bajo los auspicios de las clases conservadoras, será acompañada de un afán expansionista y de una xenofobia exacerbada, rasgos propios de estos movimientos, y que supondrán la hoja de ruta de una política exterior que desembocará sin remisión en una nueva conflagración mundial.




LA ECONOMÍA EN EL PERÍODO DE ENTREGUERRAS.


En esta unidad estudiaremos la economía durante el periodo de entreguerras, desde la crisis del final de la contienda, pasando por la prosperidad de los 20 hasta llegar a la Gran Depresión. Partiremos de los conocimientos previos los alumnos y alumnas, que con anterioridad ya han estudiado las unidades correspondientes a la Revolución Industrial y a la I Guerra Mundial, lo que les servirá de base para asentar los nuevos conceptos.

Las dos décadas de paz que se extienden entre las dos guerras mundiales fueron especialmente fértiles en cambios políticos y económicos que pusieron en entredicho los principios sobre los que se había asentado la sociedad en el siglo anterior. Ya en la década de 1920 se produjeron tres procesos de especial importancia, por sus inmediatas consecuencias: la organización del régimen soviético, la corta experiencia democrática de Alemania y la aparición del fascismo. Los fascismos encontraron terreno abonado en una Italia decepcionada por el resultado de la Paz de Versalles y una Alemania acuciada por las reparaciones de guerra: los duros términos impuestos a Alemania por las potencias vencedoras concluyeron en la imposibilidad de sostener la República de Weimar. Por otra parte, aunque los países vencedores continuaron su práctica política, los efectos de la guerra y la aparición de un régimen comunista en Rusia se hicieron notar al menos en dos aspectos: la llegada de los socialistas a los gobiernos, y la aparición en torno a 1920 de partidos comunistas vinculados a la III Internacional.

La crisis económica que sacude a todo el mundo a partir de 1929, servirá para dar mayores apoyos a las propuestas autoritarias, al tiempo que las relaciones internacionales se van tensando, fundamentalmente debido a la llegada del partido nazi al poder en Alemania, de manera que comienza a caminarse irremediablemente hacia una nueva contienda mundial, precisamente lo que la Paz de Versalles que puso fin a la Gran Guerra trataba en teoría de evitar.




LA REVOLUCIÓN SOVIÉTICA Y LA URSS.


En esta unidad estudiaremos la revolución soviética, acontecimiento clave del siglo XX. Partiremos de los conocimientos previos los alumnos y alumnas, que con anterioridad ya han estudiado las unidades correspondientes a los cambios y movimientos sociales que tuvieron lugar con la Revolución Industrial y a la I Guerra Mundial, lo que les servirá de base para asentar los nuevos conceptos. El objetivo será enlazar los nuevos conceptos con el marxismo, el movimiento obrero y finalmente con los totalitarismos. Esta unidad didáctica será crucial para el posterior estudio de la II Guerra Mundial, la Guerra Fría y la caída del bloque comunista.
Las revoluciones rusas de principios del siglo XX permitieron que una autocracia inmovilista de economía campesina se transformarse en una federación de repúblicas de régimen socialista protagonista de un rápido desarrollo industrial. Pero su importancia no sólo reside aquí, en los efectos sobre la propia Rusia: la revolución soviética de 1917 constituyó uno de los acontecimientos más importantes de la Historia de la humanidad, teniendo un fuerte impacto en todo el mundo del siglo XX.

La revolución rusa supuso el nacimiento de la URSS, un gran estado multinacional en el que se construiría una sociedad radicalmente distinta a las hasta entonces existentes y que condicionaría la evolución del mundo contemporáneo al configurar su división en dos bloques tras la II guerra mundial. Pero al mismo tiempo dio lugar a la aparición del movimiento comunista, convirtiéndose en punto de referencia obligado para el movimiento obrero y el nacionalismo revolucionario, animados por esa alternativa al modelo capitalista, que se mantendrá hasta los momentos finales del siglo XX. El orden internacional actual es consecuencia directa del derrumbamiento del socialismo real y de la desaparición de la URSS, cuyo fracaso mostró la inoperancia y defectos del modelo bolchevique. Sin embargo, aunque el ideal terrenal del socialismo y el comunismo se haya derrumbado, los problemas que este ideal intentaba resolver permanecen.



LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL.


En esta unidad estudiaremos la I Guerra Mundial y la organización de la paz que la sucede. Partiremos de los conocimientos previos los alumnos y alumnas, que con anterioridad ya han estudiado las unidades correspondientes al imperialismo y a la evolución de las potencias occidentales. El objetivo es distinguir los diferentes factores que se unieron para dar origen a la contienda y conocer las consecuencias que acarreó.
La competencia económica, la rivalidad colonial y la ignorancia de las consecuencias que podían seguirse de un enfrentamiento armado entre las grandes potencias fueron las causas de la guerra. La política de alianzas y la preocupación por llegar a una decisión rápida contribuyeron a que se acortasen los plazos para llegar a un arreglo de última hora. La I Guerra Mundial fue la más cuidadosamente preparada de todas las guerras; pero, una vez comenzada, el desarrollo de los acontecimientos se alejó de las previsiones. En vez de una campaña rápida completada por una victoria decisiva, los ejércitos se encontraron en una situación equilibrada y mortífera, a la que nadie supo encontrar solución. En vez de una victoria de acuerdo con los principios del arte de la guerra, se produjo el triunfo por agotamiento.



La paz fue la ocasión para realizar una reforma del mapa de Europa. El procedimiento y las condiciones del Tratado de Versalles contribuyeron a crear en Alemania un espíritu revanchista, que influyó en la repetición del conflicto a mayor escala.




LA DOMINACIÓN EUROPEA DEL MUNDO.


En esta unidad estudiaremos el fenómeno del imperialismo, del reparto de los continentes africano y asiático a manos de los europeos durante el último cuarto del siglo XIX. Partiremos de los conocimientos previos los alumnos y alumnas, que con anterioridad ya han estudiado las unidades correspondientes a la Revolución Industrial y la evolución política de las grandes potencias europeas. Los conceptos estudiados en esta unidad didáctica serán fundamentales para estudiar posteriormente la correspondiente a la descolonización y a entender los problemas actuales del mundo descolonizado.
La presente unidad se centrará en los cambios provocados por la aparición de nuevas potencias industriales y por las nuevas formas del capitalismo en el ámbito internacional. Relacionada con el aumento de producción surgió la competencia entre las grandes potencias, lo que provocó la expansión imperialista a la vez que se consolidaba el desarrollo político de la democracia bajo la presión popular. Entre 1880 y 1914, un puñado estados occidentales procedieron a afirmar su supremacía económica y militar con la conquista, anexión y administración formales de la mayor parte del mundo ajeno a Europa y al continente americano, de manera que aproximadamente una cuarta parte de la superficie del planeta fue distribuida o redistribuida en forma de colonias, dominios, protectorados o concesiones. El objetivo era controlar nuevos territorios que sirvieran como centros de suministro de materias primas a la metrópoli, como potenciales mercados para sus productos, y como destino de los excedentes de población. A las necesidades del sistema capitalista y de la sociedad burguesa se unieron también los intereses estratégicos, la seguridad militar y la búsqueda del prestigio internacional. La inmensa desproporción entre los medios humanos de las metrópolis y la población que pasó a depender de ellas sólo resulta explicable en razón de la distancia que separaba a los combatientes en cuanto a organización y armamento militar. Las consecuencias de la carrera imperialista desembocaron en el enfrentamiento, por primera vez a nivel global, de las potencias coloniales (apoyadas por sus respectivas colonias): la I Guerra Mundial.










EL MOVIMIENTO OBRERO.

En esta unidad estudiaremos los cambios que se producen en la sociedad contemporánea a las revoluciones liberales, y los nuevos movimientos sociales que surgen al mismo tiempo, y que configuran una nueva etapa, la Edad Contemporánea. Partiremos de los conocimientos previos los alumnos y alumnas, que con anterioridad ya han estudiado las unidades correspondientes a la Revolución Industrial y al Liberalismo y Nacionalismo, lo que les servirá de base para asentar los nuevos conceptos. El objetivo es asimilar todos los cambios sociales que se producen durante el siglo XIX, rompedores totalmente con el orden anterior.

La unidad se centrará en el desarrollo del movimiento obrero, el cual surge en la Inglaterra de la Revolución Industrial, a consecuencia de la falta de derechos que los trabajadores tenían en las fábricas al no existir todavía ningún tipo de legislación que regulase la actividad industrial. En los primeros decenios de la industrialización se produjo una degradación de las condiciones de vida de los trabajadores. Cuando los obreros fueron plenamente conscientes de lo injusto de esta situación, comenzaron a dirigir sus quejas a los empresarios. Así nació el sindicalismo, entendido como un movimiento de resistencia contra el capitalismo, reuniéndose la gente trabajadora de un mismo oficio para defender sus reivindicaciones mediante huelgas.



La huelga -demostración de fuerza de los trabajadores que paraliza la producción de las fábricas- ha sido la principal arma obrera en dicha lucha de clases; por medio de la cual los trabajadores tratan de convencer a los patronos de sus exigencias.



Los obreros se reunieron en organizaciones republicanas y de izquierdas a favor del sufragio universal masculino. Después de la revolución de 1848, las doctrinas socialistas empezaron a crear partidos de clase, de carácter exclusivamente obrero. Las nuevas teorías socialistas y anarquistas serán la base ideológica y organizativa primordial de las asociaciones de trabajadores.




LIBERALISMO Y NACIONALISMO.

En esta unidad estudiaremos el ciclo de las revoluciones liberales que inauguran la Edad Contemporánea: la independencia de las 13 colonias británicas de Norteamérica, la Revolución Francesa (incluyendo el periodo napoleónico), los ciclos revolucionarios de 1820, 1830 y 1848, la emancipación iberoamericana. Finalmente estudiaremos los nacionalismos decimonónicos, representados por las unificaciones italiana y alemana.
Entre 1763 y 1848 Europa y América se vieron envueltas en distintas revoluciones. En este periodo histórico pudo observarse como los dos continentes dejaban de lado el Antiguo Régimen para orientarse hacia el nuevo sistema, superándose el estado absolutista, con el fin de basar los nuevos estados liberales en términos de ciudadanía y mercado. El siglo XVIII, sobre todo la segunda mitad, supuso el comienzo del ocaso del Antiguo Régimen. Aunque utilizamos la fecha de 1789 como el fin de la Edad Moderna y comienzo de la Edad Contemporánea, lo cierto es que los cambios empezaron a notarse con anterioridad y se prolongaron en algunos sitios hasta finales del s. XIX. A la nueva realidad política surgida de las revoluciones de los siglos XVIII y XIX se le llama El Estado Liberal, cuya base será la Doctrina Liberal, basada en la soberanía popular y, en consecuencia, en un sistema de gobierno reprensentativo. Dos conceptos son necesarios para comprender un cambio revolucionario: crecimiento y desarrollo. Ninguna sociedad es estática y de las contradicciones nacidas de sus relaciones sociales irán surgiendo nuevas formas de organización de la producción y nuevos grupos sociales que las empujen.




jueves, 1 de julio de 2010

LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL.


En esta unidad estudiaremos la Revolución Industrial, su origen, desarrollo y difusión, además de sus etapas, y junto a ella los grandes cambios operados en las sociedades en las que se presenta. Partiremos de los conocimientos previos los alumnos y alumnas, que con anterioridad ya han estudiado la unidad correspondiente al Antiguo Régimen, conociendo por tanto la sociedad en la que se va a desarrollar la Revolución Industrial y la sociedad que va a ser modificada por ella.


Cronológicamente, la unidad abarca desde la segunda mitad del siglo XVI, donde se cimentan las condiciones favorables para tal revolución (desarrollo productivo agrícola e incremento demográfico) hasta principios del XIX, inscribiéndose en el ámbito geográfico de Inglaterra en primer lugar, y el resto de Europa continental a posteriori; y suponiendo una amalgama de transformaciones socioeconómicas, tecnológicas y culturales que cambiarán el devenir histórico. La economía basada en el trabajo manual fue reemplazada por otra dominada por la industria y la manufactura. La Revolución comenzó con la mecanización de las industrias textiles y el desarrollo de los procesos del hierro. La expansión del comercio fue favorecida por la mejora de las rutas de transportes y posteriormente por el nacimiento del ferrocarril. Las innovaciones tecnológicas favorecieron enormemente el incremento en la capacidad de producción. En la revolución industrial se aumenta la cantidad de productos y se disminuye el tiempo en el que estos se realizan, dando paso a la producción en serie, ya que se simplifican tareas complejas en varias operaciones simples que pueda realizar cualquier obrero sin necesidad de que sea mano de obra calificada, y de este modo bajar costos en producción y elevar la cantidad de unidades producidas bajo el mismo costo fijo. El sistema capitalista se desarrolla y expande, y las modificaciones en los sistemas de producción genera la aparición y toma de conciencia de la clase obrera, germen de diversos movimientos de índole social que tendrán eco hasta bien entrado el siglo XX.






miércoles, 30 de junio de 2010

EL ANTIGUO RÉGIMEN.







En esta unidad estudiaremos las características del Antiguo Régimen, del mundo surgido en la Edad Moderna y que ahora llega a su fin, el punto de partida para todas las transformaciones y cambios que dan origen a una nueva etapa, la Edad Contemporánea. Nuestra pretensión es ayudar al alumnado de Bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales a profundizar en las decisivas mutaciones que dan inicio a una nueva estructura social, una economía industrial y sistemas políticos novedosos acaecidos en el siglo XVIII, llamado de la Razón o de las Luces. En este momento ha triunfado el absolutismo monárquico, al que se opone el modelo parlamentario inglés, y el Antiguo Régimen parece incuestionable. Es un siglo de expansión económica, fundamentalmente agraria y comercial, y demográfica, poniéndose así las bases para la llegada de la Revolución Industrial. En el plano internacional se busca el equilibrio, en un contexto de triunfo del imperialismo británico. Pero el siglo XVIII es también el del pensamiento ilustrado, que influirá en las monarquías (Despotismo Ilustrado), pero sobre todo en la sociedad, con una burguesía que busca el protagonismo que la sociedad estamental le niega. Las ideas ilustradas serán la base sobre la que se apoyen las ansias de cambio, que conducirán finalmente a verdaderas revoluciones políticas y, con ello, al derrumbamiento del Antiguo Régimen, abriéndose así la puerta a la Historia Contemporánea.